¿Cuál es la mejor religión?
Nací en el seno de una familia cristiana; me educaron desde niño en la religión cristiana (Iglesia Católica). Es lo que ha sucedido con millones de seres. Es lógico. Agradezco a mis padres, a mis antepasados esta herencia. Yo creo en el Dios de Abrahám, de Isaac, de Jacob, de mis antepasados. Doy gracias a Dios por ello. Si hubiera nacido en Japón, quizás sería budista. Y si hubiera nacido en la India, hindú. Si hubiera nacido en Túnez, quizás musulmán. Si hubiera nacido en Noruega o en Suecia, quizás fuera cristiano protestante. Y si hubiera nacido en Israel, judío.
Nací en el seno de una familia cristiana; me educaron desde niño en la religión cristiana (Iglesia Católica). Es lo que ha sucedido con millones de seres. Es lógico. Agradezco a mis padres, a mis antepasados esta herencia. Yo creo en el Dios de Abrahám, de Isaac, de Jacob, de mis antepasados. Doy gracias a Dios por ello. Si hubiera nacido en Japón, quizás sería budista. Y si hubiera nacido en la India, hindú. Si hubiera nacido en Túnez, quizás musulmán. Si hubiera nacido en Noruega o en Suecia, quizás fuera cristiano protestante. Y si hubiera nacido en Israel, judío.
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No hace mucho en una mesa redonda, sobre
“Religión y Paz” entre los pueblos, en la cual participaba el Dalai
Lama, le preguntaron: “Santidad, ¿cuál es la mejor religión?
Quizás se esperaba que dijera el budismo tibetano o alguna de las religiones orientales (tan antiguas). Pero el Dalai Lama después de un instante, sonrió y mirando fijamente a los ojos, dijo:
La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al infinito Es aquella que te hace mejor.
Una segunda pregunta fue: Y ¿qué es lo que me hace mejor?
El Dalai Lama respondió: Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso de tí, ésa es la mejor religión.
Quizás se esperaba que dijera el budismo tibetano o alguna de las religiones orientales (tan antiguas). Pero el Dalai Lama después de un instante, sonrió y mirando fijamente a los ojos, dijo:
La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al infinito Es aquella que te hace mejor.
Una segunda pregunta fue: Y ¿qué es lo que me hace mejor?
El Dalai Lama respondió: Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso de tí, ésa es la mejor religión.
Comentario:
Sabia respuesta la del Dalai Lama. La religión es importante. El tener religión es importante. Pero lo que me interesa y me importa mucho, es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia, de tu comunidad, de tu trabajo, delante del mundo.
Porque ¡atiende!, el Universo es el eco de nuestras acciones y de nuestros pensamientos.
La ley de acción y de reacción no es exclusiva de la física. Por supuesto que tiene también que ver con las relaciones humanas.
Si yo hago el bien, recibiré el bien. Y si hago el mal, recibiré el mal…
Conseguirás el doble de lo que desees a los otros. Ser feliz no es cuestión de destino, es cuestión de elección. “Mayor felicidad hay en dar que en recibir…” (Act.20,35b).
Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras porque se volverán actos.
Cuida tus actos porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter porque formará tu destino.
Y tu destino será tu vida.
Sabia respuesta la del Dalai Lama. La religión es importante. El tener religión es importante. Pero lo que me interesa y me importa mucho, es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia, de tu comunidad, de tu trabajo, delante del mundo.
Porque ¡atiende!, el Universo es el eco de nuestras acciones y de nuestros pensamientos.
La ley de acción y de reacción no es exclusiva de la física. Por supuesto que tiene también que ver con las relaciones humanas.
Si yo hago el bien, recibiré el bien. Y si hago el mal, recibiré el mal…
Conseguirás el doble de lo que desees a los otros. Ser feliz no es cuestión de destino, es cuestión de elección. “Mayor felicidad hay en dar que en recibir…” (Act.20,35b).
Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras porque se volverán actos.
Cuida tus actos porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter porque formará tu destino.
Y tu destino será tu vida.
No hay religión más elevada que la
verdad. La verdad que te llevará a la belleza y al bien. Buscar la
verdad, la belleza y el bien es encontrarse con Dios. Todos somos un
potencial de bien que por creación hemos recibido. Hemos de actuar
siempre con el bien y consecuentemente recibiremos bienes. Lo
verdaderamente importante no es lo exterior, no son determinadas
normas, ritos o disciplinas religiosas, eso es secundario; lo
verdaderamente importante de la fe es lo que se produce en el interior
de nosotros mismos.
Dios que se hizo hombre en Jesús de Nazaret nos facilita el camino más
claro de encuentro con Dios. El dogma básico de la fe cristiana es la
Encarnación. Decimos: “El Verbo de Dios (la segunda persona de la Trinidad) se hizo carne”. Y este Dios que se hizo hombre está en el regazo del Padre.
Que Dios se hizo hombre es la maravilla mayor y es para siempre. Y nos da esa posibilidad de cercanía afectiva, que nosotros mostramos con un abrazo. Podremos abrazar, también, a Dios.
Que Dios se hizo hombre es la maravilla mayor y es para siempre. Y nos da esa posibilidad de cercanía afectiva, que nosotros mostramos con un abrazo. Podremos abrazar, también, a Dios.